No hay duda que sería estupendo ser un mago y no tener que preocuparte por las facturas de la luz: con solo decir «Lumos» o lanzar otro sortilegio para que las luces se enciendan serían suficientes. Sin embargo, esto no siempre es posible, bien porque eres una persona no mágica o porque aún no te ha llegado la carta de Hogwarts (no te preocupes, seguro que el año que viene la recibes 😉). Pero mientras eso ocurra es muy importante conocer cómo gestionar adecuadamente las tarifas energéticas que acaben con tus ahorros en Gringotts, el banco de los magos. Así pues te vamos a contar qué es lo que tienes que hacer para conseguir alcanzar la temperatura más adecuada y gestionar de forma correcta tus contratos energéticos.
¿Se puede dar de baja la luz temporalmente? ¿Cuando hay que activar los suministros?
Dar de baja la luz o activar la luz son unas gestiones que solo hay que realizar cuando abandonas una vivienda y durante un tiempo no va a haber nadie y cuando llegas por primera vez a una casa en la que los suministros no están activos respectivamente. En este sentido, solo debes preocuparte por ellos cuando te vas a mudar a una casa que ha estado vacía; en caso de que cuando te vayas a mudar otro inquilino va a dejar la vivienda solo hay que efectuar un cambio de titular.
Al activar el suministro de luz o al realizar el cambio de titular, el nuevo inquilino se convierte en el responsable del suministro y, por tanto, en caso de que lo considere oportuno, podrá cambiar el contrato por otra de las tarifas de Endesa o de la comercializadora que desee como por ejemplo la tarifa One de Endesa o el Plan Noche de Iberdrola, entre otras. En todo caso, recuerda que si optas tanto por contratar una de las tarifas de Endesa de luz como de otra compañía, procura siempre contratarla sin compromiso de permanencia: de esta forma, podrás cambiarla sin penalización alguna cuando encuentres una oferta mejor.
¿Cuál es la temperatura más adecuada para ahorrar en las facturas?
No hay duda de que la calefacción se lleva la mayor parte del consumo energético de tu hogar y, por tanto, es lo que hace crecer de forma importante tus recibos. Para evitarlo lo mejor es controlar la temperatura; es decir, cuál es la temperatura con la que sabes que vas a estar cómodo y con la que el coste de tus facturas será el óptimo. En la actualidad, tal y como se refleja en este artículo, es recomendable poner la calefacción entre 19º y 21º C en invierno. No se recomienda poner la calefacción a más temperatura ya que eso supone un aumento del 7% del consumo de energía y, además, tu cuerpo apenas lo notará, por lo que estarías pagando de más por sentir que estás a la misma temperatura. Por otro lado, debes recordar que la calefacción debe apagarse durante la noche; en estos casos, es mejor abrigarse bien con unas buenas mantas y una cama de dosel para estar calentito, ya que de otra forma será más complicado dormir… salvo que seas una lechuza, claro.